No falla: es convertirse en madre y dejar de dormir... Y entonces recuerdas cuando (ilusa de ti) en los últimos días de embarazo, te decías a ti misma 'bueno, con lo mal que duermo, ya estoy acostumbrada para cuando llegue el bebé. No puede ser mucho peor'. Y resulta que (salvo contadas ocasiones en las que el bebé es un santo dormilón) nada es como te imaginabas.
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