miércoles, 30 de agosto de 2017

Leche materna y una dieta balanceada son la clave para prevenir la anemia

En la infancia, la anemia por deficiencia de hierro o anemia ferropénica causa baja estatura, problemas de aprendizaje y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades infecciosas como gripa o diarrea.

 

La leche materna es una de las principales fuentes de hierro para los recién nacidos. Pero la desnutrición y la deficiencia de hierro en la madre elevan el riesgo de anemia en el bebé. En bebés prematuros y de bajo peso al nacer se recomienda una dosis pequeña de hierro por uno o dos meses.

 

Cuando los bebés tienen más de 6 meses de edad, el contenido de hierro en la leche materna es insuficiente para cubrir sus requerimientos. Así que entre los 6 y 23 meses de edad pueden desarrollar deficiencias de hierro a medida que las reservas que se encuentran en la médula ósea se agotan, debido al acelerado crecimiento en esta etapa de desarrollo.

 

Por ello es recomendable una alimentación adecuada con pequeñas cantidades de carne roja, hígado, frijoles, verduras de hoja verde, yema de huevo, nueces, alimentos adicionados con hierro como fórmulas y cereales integrales, y suplementos que deben ser indicados por el pediatra después de los 6 meses de edad.

 






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