Diversos estudios han demostrado que mantener una actitud positiva, incluso en los días más complicados, puede llegar a cambiar una situación adversa. Por eso es importante enseñar a los niños a desarrollar el pensamiento positivo y una útil herramienta es por medio del frasco de la felicidad.
El frasco de la felicidad fue creado por la filósofa Elsa Punset, el cual consiste en guardar en un frasco que el niño mismo adorne como guste, todo lo bueno que le pase en un día o en una semana, puede poner que conoció a algún amigo, que no se enfermó en todo un mes, que logró una gran calificación, entre otras cosas, al final puede ir viendo todo lo bueno que le ocurre y mantener su mente en eso.
Este método sirve para que los niños aprendan a ser agradecidos, a reflexionar sobre las cosas buenas que le ocurren a lo largo del día, apreciar los pequeños detalles que a veces pasan desapercibidos, podrá diferenciar los problemas pequeños de los realmente importantes.
Así cada que el niño escribe algo agradable que le pasó, lo recordará. El cerebro recuerda antes las cosas negativas porque la angustia hace que le demos vueltas una y otra vez. Las cosas positivas pasan desapercibidas. Sin embargo, al escribirlas y al volverlas a leer poco después, quedarán fijadas en el recuerdo.
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