Los amigos imaginarios son una frecuente compañía de los niños entre los dos y los ocho años. Y, según revela un nuevo estudio científico hecho por el psicolingüista australiano Evan Kidd, de la Universidad La Trobe, en Melbourne, favorecen la comunicación y nos hacen más sociables y creativos al alcanzar la edad adulta.
En el estudios se hizo una encuesta entre 330 universitarios para averiguar si recordaban haber tenido un amigo ficticio en su niñez. Los resultados revelaron que los estudiantes que habían tenido esa "compañía" imaginaria mostraban mayores habilidades comunicativas, más empatía y más creatividad como adultos que el resto de sus compañeros.
Además, en colaboración con la Universidad de Manchester, Kidd indagó en el rol de esas figuras en 44 niños con edades comprendidas entre tres y seis años, la mitad de los cuales tenía amigos imaginarios y comprobaron que los que tenían ese tipo de amigos, poseían un vocabulario mucho más rico y eran más creativos que el resto de sus compañeros. Por lo que el especialista comenta que "son comunicadores más experimentados y tienen un mejor desarrollo de las habilidades comunicativas que perdura hasta la edad adulta”.
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