Muchas veces creemos que la mejor forma de mostrar nuestro amor a los pequeños es a través de regalos. Pero según estudios, eso genera niños frustrados, con poca imaginación, cómodos y que en la adultez no se esfuerzan por tener lo que quieren. El llamado “síndrome del niño hiperregalado” es un problema para las generaciones futuras.
La publicidad y el sentimiento de culpa de muchos padres por tener que trabajar todo el día, son la mezcla perfecta para que los niños pidan por pedir y como siempre, ¡los excesos nunca son buenos!
Para comprobarlo, la empresa Ikea realizó una campaña publicitaria donde los niños podían escribirle una carta a los Reyes Magos para pedirles regalos. Los niños debían responder ¿Qué les pedirían a sus padres para estas fiestas? Y en la mayoría de los casos, la respuesta fue “que pasen más tiempo conmigo” y no el último y más novedoso juguete.
Las consecuencias de esto son actitudes negativas como caprichos, el consumismo, el egoísmo, la falta de imaginación y de ilusión y no interesarse por nada en particular. Además, de depresión cuando no reciben lo que piden.
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