Las doce uvas es una tradición de origen español muy popular en países como México, Venezuela, Colombia, Perú o Ecuador, pero ¿por qué se hace?.
Comer las 12 uvas en la noche de nochevieja o Fin de Año es una de las costumbres españolas navideñas más extendidas por todo el mundo y es un ritual donde los comensales comen una por cada campanada durante los últimos segundos del año que está por terminar, los cuales simbolizan los 12 meses del año y deben comerse a las 12 de la noche del 31 de diciembre.
Aunque existen distintas versiones de dónde empezó esta tradición, la primera data del año 1882, época en la que, según revelan los documentos de la época, era muy habitual que la clase alta de la sociedad comiera uvas y tomaran champán en la cena de Fin de Año, mientras escuchaban música. Según cuenta la tradición, en esa época, un grupo de madrileños quiso ironizar sobre los privilegios de la clase pudiente, debido a la pobreza existente y la diferencia de clases sociales y fueron a la Puerta del Sol de la capital para comer uvas al son de las campanadas.
Otra de las explicaciones data del año 1909 cuando, tras una muy buena cosecha, los productores animaron a la población para que compraran su producto vendiéndolas como “uvas de la suerte”.
Y en otros países existen otros alimentos para dar la bienvenida al nuevo año. En Grecia, hacen algo muy parecido a la rosca de Reyes llamado Vassilopitta y se coloca una moneda de oro o plata en interior. Aquél que la encuentre será el que más suerte tenga el próximo año. En Italia y algunos países sudamericanos se comen lentejas tras las campanadas de para atraer la prosperidad y la fortuna en el año entrante.
Sea cual sea la verdadera historia del origen de las 12 uvas, lo cierto es que con el paso de los años se han convertido en una de las costumbres más arraigadas que simbolizan la abundancia y la buena suerte para el año nuevo que llega.
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