martes, 27 de diciembre de 2016

Por qué las mujeres, después del parto, ¡también necesitan atención!

Cuando nace un bebé, todo el mundo se vuelca para conocerlo, mimarlo, protegerlo, quererlo, decir lo bonito  que es. Esto es algo que pasa en todo el mundo y es que desde el punto de vista de la antropología: la llegada de un nuevo bebé supone la garantía de la perpetuidad de nuestra especie.

 

Pero ¿qué pasa con la mamá? Entre ese recibimiento hacia el pequeño, la mamá se queda en segundo plano, olvidando que ella acaba de pasar por una de las experiencias más agotadoras a nivel físico de su vida y, sobre todo, una experiencia reveladora en cuanto a la psique humana.

 

Lo que la mayoría no sabe es que la oxitocina, esa hormona llamada por los científicos como la hormona del amor, es la que permite que las mujeres tengan contracciones para poder parir, es la responsable de la máxima felicidad después de haber conocido a su bebé y que gracias a los altos niveles ella, la mujer está capacitada para el cuidado  hacia su bebé. Por ello, Nils Bergman la denominó como la “hormona de la ferocidad” y que es tan evidente en otras especies mamíferos como puede ser una leona.

 

El incremento hormonal que vive la mujer durante la etapa posterior al parto es gigante y los cuidados hacia ella deberían ser igual de importantes que al bebé como: no dejarla nunca sola, acompañarla en su maternidad, abrazarla si tiene ganas de llorar, escucharla todo el tiempo que dure la famosa cuarentena, que algunos autores defienden que este dura hasta los dos años, especialmente si la madre sigue lactando al niño o niña.

 

Por ello, es importante estar pendiente de ella, preguntarle qué necesita, darle un masaje, ayudarla en las compras o el simple hecho de tomar un café. Cuando una mujer está en puerperio está mucho más sensible y debemos ser más cariñosos y suaves con ella.

 




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