martes, 8 de agosto de 2017

13 datos asombrosos de la placenta que toda madre debe conocer

La placenta es un increíble órgano vascular, fundamental para la realización de la vida ya que sin placenta no hay gestación. Por eso te presentamos datos asombrosos sobre este órgano que ha ido ganando cada vez más relevancia e interés para muchos padres.

 

La sangre de la mama y la de su bebé nunca se mezclan y es la placenta quien se encarga de tomar, del cuerpo de la madre, todo lo que el bebé necesita para formarse. Por ello, la placenta es el primer nexo entre la madre y su bebé y es la primera forma como una madre nutre a su bebé y la forma en la que el bebé comunica sus necesidades a su mamá.

 

La palabra ‘placenta’ significa en latín “torta”.

 

El desarrollo de la placenta y la transfusión de fluidos comienza a partir de la 3ra semana de gestación y es un órgano completo y funcional para la 12va semana.

 

Es un órgano que ayuda a diversas funciones que otros órganos realizan como oxigenar la sangre, como lo harían los pulmones; realiza la  función de los riñones  que es limpiar la sangre; o la del hígado, con las hormonas; del sistema digestivo, por medio de la nutrición; y del sistema inmune, con los anticuerpos.

 

Por lo general, la placenta deja de ser importante después del alumbramiento, pero en algunas ocasiones, son entregadas a laboratorios farmacológicos donde extraen las hormonas y proteínas de larga cadenas para usar en la elaboración de cremas antiarrugas, rímel, shampoo, tratamientos dermocapilares y en una menor cantidad para terapia localizada de rehabilitación por lesiones en atletas.

 

En China, la medicina de placenta la usan los hombres para aumentar el conteo de esperma y a la mujer que ha dado a luz se le sirve en sopa o en cápsulas para recuperar fuerzas tras el esfuerzo del parto.

 

En países como Estados Unidos, en Canadá, Holanda, Alemania, Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, en América Latina en Puerto Rico y Costa Rica, algunas mujeres la convierten en cápsulas para tomar como un suplemento vitamínico post parto.

 

Actualmente, cada vez más mujeres deciden llevarse a casa su placenta, junto con su bebé. Algunas madres la consumen para su beneficio o la entierran en la tierra para nutrirla.

 

Cada placenta es única y responde al código genético de cada mujer, por ello al hacerla en cápsulas, se reincorporar la placenta al cuerpo de la madre, regresando lo que ella tomó de la mujer.

 

Contiene minerales como el hierro, el cual está de manera abundante en la placenta. El déficit de Hierro tiene una fuerte relación en el desarrollo de la depresión post parto. Por lo que la placenta puede ser particularmente útil para madres que ya hayan experimentado depresiones anteriormente o madres quienes hayan tenido hemorragia post parto.

 

Se ha comprobado que todos los mamíferos consumen su placenta, sean carnívoros o no, domesticados o no, la placentofagia (ingerir la placenta) gracias a su alto contenido hormonal, favorece la lactancia haciendo más rápida la bajada de la leche, pero también aumentando su valor nutricional. Por ello, muchas mujeres guardan parte de sus cápsulas para momentos de transición, como volver al trabajo cuando saben que su producción de leche pueda verse alterada.

 

Se cree que la placenta puede ayudar restaurar la energía tras el esfuerzo del parto, aportar hierro, minerales y vitaminas, balancear los niveles hormonales, reducir la loquia o sangrado post parto, aumentar la cantidad de leche y mejorar la calidad de la misma, ayudar al útero a contraerse a su tamaño original, asistir en la transición hacia la menopausia.

 

Entre las hormonas que la placenta produce y transmiten se encuentran la Gonadotropina, la primera hormona placentaria, solamente se produce durante el embarazo. Esta hormona se encarga que la mujer continúe produciendo progesterona. Lactógeno placentario (hPL),  esta hormona promueve el crecimiento, promueve el crecimiento de las glándulas mamarias en preparación para la lactancia y también regula la glucosa en sangre de la madre así como sus niveles proteicos y lipídicos para que estén disponibles al feto. Contiene estrógeno, que contribuye al desarrollo de las glándulas mamarias en preparación para la lactancia, estimula el crecimiento del útero para acomodar al creciente feto. Y progesterona, hormona es necesaria para mantener la capa endometrial en el útero durante el embarazo y previene además el trabajo de parto antes de término al inhibir contracciones uterinas.

 






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