El sistema inmunológico nos protege contra enfermedades e infecciones, pero a veces puede volverse contra su propio cuerpo, atacando células sanas por error, el cual es ocasionado por alguna de las llamadas enfermedades autoinmunes.
Esta clase de enfermedades en niños son, en buena medida, de origen hereditario y suelen ser difíciles de diagnosticar, muchas de ellas se presentan con baja frecuencia y entre sus principales síntomas o características se encuentran la inflamación, dolor muscular, fatiga y fiebre, lo cual complica mucho su diagnóstico y tratamiento.
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Si bien existen muchas de ellas que pueden llegar a prevenirse o que tienen un tratamiento sencillo, algunas de ellas tardan años en manifestarse, cuando ya han ocasionado un daño irreversible en los pequeños. En tanto, en otras ocasiones, no existe cura ni tratamiento debido a que no han sido estudiadas o por ser de muy baja prevalencia.
Entre las principales enfermedades inmunes que pueden afectar a los niños se encuentran: Alergias (varias), lupus, artritis (varios tipos), espondiloartropatías, dermatomiosis, esclerodermia; Enfermedad de Sjörgen, de Kawasaki, hiperlaxitud, osteoporosis, alteraciones del metabolismo, granulomatosis, Púrpura de Schonlein-Henoch, y síndromes como los de Behcet, Wegener, Churg-Strauss, autoinflamatorios y de dolor muscoloesquelético nocturno.
Frente a estas enfermedades el diagnóstico temprano es fundamental para tener una mayor esperanza o calidad de vida. Además, es indispensable realizarse todas las pruebas requeridas durante la gestación para detectar cualquier anomalía en la salud de la mamá o el bebé.
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