Según un estudio de la Universidad de Pittsburg, los gritos en lugar de disciplinar hacen que los niños se comporten de manera agresiva, destructiva y retadora. Y comprobaron que a los pequeños que se les grita más frecuentemente tienen: baja autoestima, problemas de concentración, cuadros de depresión, no aprenden a controlar sus emociones y no saben lidiar con la frustración, ya que los gritos pueden causar las mismas consecuencias emocionales que el castigo físico.
Los niños son una imitación de lo que ven, así que no podemos esperar que se comporten bien, si ellos son tratados con violencia. Para evitar gritarles a la menor provocación sigue estos consejos:
Cuando sientas que vas a perder el control, aléjate unos minutos de él.
No tomes nada personal, los niños no lo hacen por molestarte, ellos jamás se despiertan pensando en cómo hacerte la vida difícil.
Aprende de tus errores, si ya les has gritado, siempre es buen momento de cambiar eso. Recuerda que estás aprendiendo a ser mamá.
Busca un hobbie, el tener algo qué hacer, aparte de ser mamá te ayudará a sacar la frustración de una forma más saludable.
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