Este método fue creado creado en 1978 por el neonatólogo colombiano Edgar Rey Sanabria, consiste en el contacto directo del bebé prematuro con la piel de la madre inmediatamente después de nacer, así como la alimentación con la leche materna con la finalidad de evitar la muerte de pequeños prematuros. Actualmente, se ha comprobado que no sólo es efectivo para los primeros meses, sino que ayuda en el futuro de los bebés.
El estudio, que analizó la progresión de 264 bebés tratados con el método entre 1993 y 1996, concluyó que en su juventud tienen menos tendencia a la agresividad, la impulsividad o hiperactividad y sus cerebros son mayores comparados con prematuros que recibieron el cuidado tradicional de incubadora. Y no sólo se logra una mejor sobrevivencia, también son niños y adolescentes que duermen mejor, menos problemas en la escuela y tienen menos estrés.
La doctora franco-colombiana Nathalie Charpak, autora del estudio añadió que los bebés prematuros tratados con este método viven en familias más sólidas ya que “un efecto colateral es que los papás que cargaron a sus bebés durante el periodo perinatal, estaban más presentes un año después y más involucrados con su desarrollo. Y 20 años después, en las familias donde los padres participaron en el método madre canguro, existía menos divorcio”
El profesor Peter Singer, director de Grand Challenges Canada (GCC), la organización canadiense que financió el estudio, destacó que “en el mundo, cada dos segundos, un bebé nace de forma prematura. Este estudio demuestra que el método madre canguro proporciona a los bebé prematuros y de bajo peso una mejor oportunidad para prosperar. El método salva cerebros y hace que los prematuros y bebés de bajo peso sean más sanos y con más recursos”
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