Si tu peque muerde, lo primero que hay que hacer es dejarle claro que ese comportamiento no es correcto. Ahora bien, cuantas menos palabras emplees en decírselo, mejor lo entenderá. Así, bastará con un: “¡No se muerde!” o “¡No se pega!” o “¡No se araña!”.
Además, pon en práctica estos cinco consejos:
Díselo con cariño y con serenidad, pero con firmeza. No hacen falta gritos y desde luego no hay que darle un “manazo” o “nalgadita” para que compruebe que duele. ¿Cómo va a aprender que no se pega o no se muerde si ve esta conducta en sus padres?
Si vuelve a hacerlo, retíralo del lugar. Cuando se tranquilice, explícale que si algo no le gusta debe aprender a hablarlo y si quiere algo no puede llegar y quitarlo sin más, sino que debe aprender a pedirlo por favor. Si ha hecho daño a algún niño, acompáñalo a disculparse.
Sé paciente y no le digas cosas como: “Eres malo” porque no lo es. Solo está aprendiendo lo que está bien y lo que está mal. Con paciencia y cariño dejará de hacerlo pronto.
Felicítalo cuando se porte bien y sea amable con los demás niños.
Todos a una. Papá, mamá, abuelos… Todos los adultos que se relacionen habitualmente con el peque deben seguir las mismas pautas.
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