viernes, 13 de enero de 2017

Tener una mascota puede controlar ciertas conductas negativas en los niños

Una buena noticia para los amantes de los animales es que la ciencia demostró que los animales de compañía, además de hacernos más felices, contribuyen a corregir comportamientos, a mejorar aptitudes y a aliviar síntomas.

 

El psicólogo infantil Dieter Krowatschek, autor de Los niños necesitan animales de compañía, comprobó que con su perrita Fly resultaba más fácil tratar a chicos con problemas de conducta y atención, a veces con actitudes de agresividad. Los animales son sensibles, leales, cariñosos, atentos, alegres, juguetones e incluso pacientes. Toda esa influencia positiva se ve en casa, y en otros casos, con terapias dirigidas.

 

El especialista comentó casos como un Labrador que acompaña a un niño que lee en voz alta para reforzar su aprendizaje y facilitar su concentración. Chinchillas para el manejo de la impulsividad. Peces de colores llamativos en el salón para focalizar la atención de unos pequeños muy activos. Un Border Collie que duerme con un pequeño de seis años para que afronte y supere mejor los miedos evolutivos, como el quedarse solo, la oscuridad o los fantasmas. La suavidad de un hámster para activar la psicomotricidad de un bebé con lesión cerebral. Jugar con un perrito feo y cariñoso para reforzar la autoestima en la escuela. O un pastor alemán para distraerse ante un dolor de estómago, entre otros. Los beneficios en el plano emocional son muchos desde la disminución de la sensación de estrés que esconde un problema y creando lazos afectivos, con el mimo y el acompañamiento.

 

Por ello, existen actualmente terapias asistidas con animales, sobre todo con perros, que están ganando espacio en centros sociales, escuelas y hospitales.  

 




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