Pueden ser piedritas de colores, tarjetas, hojas de árboles con formas peculiares, alas de mariposa, carritos, monedas y hasta los famosos tazos: a los niños les encanta coleccionar cosas y todo eso lo guardan como a un valioso tesoro. ¿Pero por qué lo hacen?
Desde pequeños, empezamos a conocer nuestras preferencias y fijaciones: un niño que coleccione insectos, por ejemplo, podría especializarse en un futuro en alguna carrera afín a la biología, o uno que coleccione carritos tal vez quiera estudiar ingeniería cuando sea grande.
Tal vez tu hijo prefiera coleccionar tarjetas o las famosas estampas que sirven para completar un álbum: este tipo de afición funciona más dentro de un entorno social; es decir, las calcomanías son un vehículo que al niño le sirve para interactuar con otros niños de su edad.
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Otra razón es el mero entretenimiento: a muchos niños les gusta coleccionar figuras de acción, playeras u otros objetos de su serie favorita, con lo cual pretende definir su personalidad. Esta afición podría durar solamente durante su infancia o conservarla siendo adulto.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que cuando se vuelven coleccionistas, los niños adoptan hábitos y costumbres muy benéficos para su desarrollo, entre ellos el orden, la responsabilidad, la constancia, la paciencia y también estimulan su capacidad de memoria y su organización.
¿A tu pequeño le gusta coleccionar algo en especial? Te recomendamos que lo motives, siempre y cuando haya un esfuerzo de su parte para que él pueda ejercitar los valores que te hemos mencionado.
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