Es común, muy normal pero también se convierte en un fastidio: te levantas a las 3 de la mañana con ganas de comer macarrones con queso revueltos con atún y también quieres una malteada de fresa para acompañarlos. ¡Y esto ha sido casi todas las noches! El hambre nocturna en el embararazo no nos deja dormir y además corremos el riesgo de subir de peso.
Si estás sufriendo muy a menudo el hambre nocturna, es necesario que termines ya con ese hábito, pues aunque creas que comes muy poquito, en la noche se queman menos calorías que en el día.
Para terminar con el deseo de comer por las noches, sigue estas sencillas indicaciones:
Toma un aperitivo antes de acostarte: nunca te vayas a la cama sin cenar, y tampoco te desveles viendo la televisión o el celular. Procura acostarte y dormirte lo antes posible.
Evita las cosas dulces en la noche: éstas abren más el apetito y pueden ser una terrible tentación para tu estómago.
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Nada de estrés: este es uno de los factores por los cuales las embarazadas comen más. Así que procura estar muy relajada para no tener ataques de hambre durante la noche.
Dieta especial: la dieta que te dé tu ginecólogo debe satisfacerte de tal modo que no debas sentir hambre. Si sientes que el problema va más allá de los antojos, platica con él esta situación para diagnosticar si no se trata de alguna deficiencia.
Tampoco olvides hacer tu rutina de ejercicio ligero, que además de relajarte, te mantendrá distraída y en forma. Te recordamos que los antojos son muy normales y no debe preocuparte por sentirlos, siempre y cuando no sean excesivos y te dejen descansar durante las noches.
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