En la convivencia diaria con nuestra pareja es inevitable que existan algunas diferencias que llevan a desacuerdos, sin embargo cuando alguno o ambos nos dejamos llevar más por el enojo o malestar, lo único que sucede es que alimentamos un problema que era en realidad pequeño.
Y no es que no sepamos cómo tratar a nuestra pareja, sino que en esos momentos críticos perdemos lo que precisamente debería ser más importante, el sentido común. Con la cabeza fría es más sencillo resolver esas diferencias y, principalmente, no permitir que se conviertan en un verdadero problema. Por ello, te damos algunos consejos para esos momentos.
1. Descubran la verdadera razón de la molestia. En ocasiones una diferencia en realidad disfraza un conflicto anterior que no se ha resuelto y es necesario arreglar en su totalidad.
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2. No interpretar, sino decir o preguntar. Es muy común hacer conjeturas o sacar conclusiones en ciertas situaciones contrarias, recuerden que en ocasiones la teoría más simple tiene más posibilidades de ser correcta que la compleja. Así que la apertura para hablar y escuchar es vital para aclarar esas diferencias.
3. Tener argumentos válidos. Frente a las diferencias posiblemente el enojo nos haga decir cosas que tienen más la finalidad de herir que de comunicar. Tener claras nuestras ideas permite que nuestra pareja nos comprenda y viceversa, pero las posturas inflexibles solo agravan el problema. Revisa que tus argumentos sean válidos antes de decir nada.
4. Dejen fuera sus sentimientos reales. Al discutir es importante darse cuenta que no está en juego la relación ni lo que se siente por la otra persona, sino que es confrontar dos ideas, puntos de vista o estilos distintos. No estar de acuerdo no es lo mismo que dejar de amar o respetar a la otra persona.
Ponerse en el lugar del otro nos ayuda a comprender mejor lo que siente y piensa, lo que es importante o no. Para ello no debemos de perder de vista con quién estamos discutiendo, ya que se trata de la persona que amamos y ambos merecemos consideraciones que con el resto no serían posibles. Además, siempre debemos recordar que se trata de una discusión, no importa ganar o perder, ya que por ser inflexibles lo único que se pierde es la propia relación.
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