Los oídos de los bebés son más sensibles de los que imaginas. Un bebé puede percibir sonidos desde el vientre materno desde la semana 14 de gestación, y a la semana 22 ya han terminado de desarrollarse por completo. Es por eso que son capaces de reconocer las voces de papá y mamá y reaccionar cuando las escuchan.
Pero, ¿qué ocurre cuando la mamá y el bebé están sometidos a constante ruido? Tal vez mamá no note que la televisión o algún otro aparato de sonido esté a un volumen muy alto, pues sus oídos son maduros, pero el bebé percibe el volumen mucho más fuerte debido a su sensibilidad.
Ruidos o sonidos como el de aparatos electrónicos a volumen muy alto, el claxon, sirenas o emisiones muy agudas pueden alterar el cerebro del bebé, a tal punto de influir en la interpretación del habla, como la dificultad de distinguir sonidos o provocar sordera con el tiempo.
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Según estudios de la Escuela de Ciencias Conductuales y Cerebrales de la Universidad de Texas, escuchar de forma continua algún ruido o sonido demasiado alto puede afectar la zona del cerebro que procesa los sonidos, ocasionando deficiencia auditiva y de habla.
Para evitar estas consecuencias, procura no exponer a tu bebé a sonidos fuertes, durante y después de tu embarazo. Procura poner tus aparatos en volumen moderado y evadir lugares escandalosos, como el tráfico.
Recuerda que es muy importante cuidar a tu pequeño desde el embarazo para un desarrollo óptimo y feliz.
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