A pesar de ser un padecimiento más recurrente en adultos, la hipertensión también puede presentarse desde la infancia. Esta es muy difícil de identificar, ya que en muchas ocasiones es asintomática y sólo se puede detectar con estudios.
Existen dos tipos de hipertensión: la primaria, que es más recurrente en los adultos y se desarrolla por causa de otra enfermedad como obesidad y diabetes; y la secundaria, que es más común en niños o adolescentes y está asociada con problemas renales.
Los factores que pueden provocar hipertensión arterial son: bajo peso al nacer, padres hipertensos, insuficiencia renal crónica, colesterol y sobrepeso. Además, los padres con hábitos de beber café, fumar o tomar alcohol tienen mayores posibilidades de tener un hijo hipertenso, y también si usaron anticonceptivos orales antes de procrear.
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Un niño hipertenso puede tener problemas como dolor de cabeza, enrojecimiento de la cara, irritabilidad, mareos, sangrado nasal y fatiga. No obstante, la mayoría de los pacientes no presentan estos síntomas, hasta que la hipertensión está muy avanzada.
Es recomendable tomar la presión de los pequeños a partir de los 3 años de edad, aunque no tengan antecedentes de hipertensión. Puedes pedirle a tu pediatra que lo haga en su cita rutinaria.
Recuerda que un pequeño sano crece más feliz.
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