A veces protegemos tanto a los niños que produce risa. Para nosotros el mundo es un foco de riesgos e intentamos evitar a toda costa que nuestro hijo sufra. Así que les ponemos casco, rodilleras, y hasta les cubrimos de papel de burbujas. Por dentro y por fuera. No lo vemos. Pero ahí están. No les dejamos salir sin nuestra estrecha vigilancia. No les dejamos escalar el tobogán. Les apartamos a toda costa de los niños que insultan. Les tapamos los oídos. Les tapamos los ojos. Pero entonces... ¿cómo van a vivir?
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