Estos episodios pueden ser bastante estresantes y requieren una cuota extra de paciencia de nuestra parte. Sabemos que son una reacción desproporcionada ante situaciones cotidianas, una crisis temporal y suelen aparecer entre dos y los tres años de edad, pero ¿cómo controlarlos? Aquí te lo decimos.
Dile algo gracioso
Cuando veas que comienza a intentar hacer un berrinche, ¡hazle un chiste! Verás como su rostro se transforma y la sonrisa aparece de nueco.
Música, tu aliada
Las notas musicales son una gran opción para calmarlos y relajarlos. Canta una canción o ponle su playlist favorito. De inmediato, se trasladará a recuerdos de alegría y de juego.
Mantén el control
¡Los gritos empeoran todo! Establece los límites con firmeza y seguridad, pero sin levantar la voz. El mantenerte sereno y decidido lo hará entender que el subir la voz no es la solución, ni de tu parte ni de la de él.
Abrázalo con cariño
Esta técnica funciona cuando el peque no está en la peor parte del berrinche. Intenta hablar con él y cuando veas que está cediendo, ¡abrázalo! El cariño puede contra todo y calmará su enojo más rápido. Debes demostrarle que eres la autoridad, pero sin violencia.
Diálogo sincero
Explícale de manera empática, que entiendes su enojo pero que gritando y llorando no conseguirá nada. Dile que encontrarán una mejor solución con acuerdos, pero para eso debe comprender por qué no estás cediendo a lo que él quiere.
Respirar profundo y contar hasta diez
Enséñale esta técnica en momentos de calma. De esa forma, cuando tenga un berrinche no será algo desconocido para él cuando le digas que respire profundo y con un pequeño conteo, descubrirá cómo poco a poco el enojo va alejándose.
Un pequeño paseo
El cambio de escenario es una estrategia increíble para que a tu peque se calme. No tienes que salir del lugar huyendo, sólo llévalo a otro sitio donde puedes hablar tranquilamente con él, entrenenerse y tener otro tipo de distracciones.
¡Aprende cómo prevenirlos!
Para que cada vez sean menos estas situaciones, ¡adelántate a ellas! Si sabes que vas a pedirle algo que no le gusta, explícale por qué necesitas que te ayude con eso. Por ejemplo, si se enoja cuando tiene que bañarse o no quiere ir a la cama, dile con tiempo que pronto llegará la hora del baño o de acostarse, pero que tiene todavía algunos minutos para seguir jugando.
A medida que vaya creciendo, los berrinches irán desapareciendo y cuando los vaya controlando, ¡felicítalo y dile que estás orgullosa de él!
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