El psicomotricista trabaja por medio de movimientos para un reconocimiento corporal, espacial y temporal y, gracias esta integración se logra que los procesos mentales, las experiencias y las sensaciones trabajen de manera conjunta. Varios estudios han comprobado todos los beneficios que brinda y a continuación los desglosamos:
A nivel motoriz
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Permite que el niño tome conciencia y percepción de su propio cuerpo.
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Favorece el control corporal, ya que el niño aprende a dominar y adaptar su movimiento corporal.
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Ayuda a mejorar su lateralidad, control postural, equilibrio, coordinación, ubicación en tiempo y espacio.
A nivel cognitivo
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Estimula la percepción y discriminación de las cualidades de los objetos, así como la exploración y aprender sobre los usos.
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Se logran hábitos que ayudan al aprendizaje, mejora la memoria, la atención y concentración, así como la creatividad del niño.
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Se fomenta el aprendizaje de aspectos espaciales como arriba-abajo, a un lado-al otro lado, delante-detrás, cerca-lejos y otros más, a partir de su propio cuerpo.
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Refuerza información básica de color, tamaño, forma y cantidad a través de la experiencia directa con los elementos del entorno.
A nivel socio-afectivo
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Es un canalizador, ya que el niño puede descargar su impulsividad y energía, sin culpa. Logrando un equilibrio afectivo perfecto.
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Propicia el juego grupal, mejorando la sociabilidad.
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Ayuda a enfrentar temores y fortalece su personalidad.
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Reafirma su autoconcepto y autoestima, mejora su seguridad emocional, como consecuencia de conocer sus propios límites y capacidades.
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