La llegada al mundo de un bebé es la mayor alegría que un papá o mamá pueden experimentar, pero mucha veces la salud de los bebés al nacer se convierten en una de las más grandes preocupaciones, como en este caso.
Chris y Gloria son miembros de la marina estadounidense, él trabajaba en la base Okinawa en Japón y ella como enfermera en el hospital naval, y ambos estaban en una misión cuando su primogénito Jackson llegó al mundo.
El problema surgió cuando les informaron que Jackson tenía un problema grave de salud, el bebé no lloró y tenía evidentes problemas para respirar. Fue diagnosticado con “transposición de las grandes arterias”, una anomalía donde la sangre no circula correctamente y queda estancada en el pecho, justo entre el corazón y los pulmones.
La única opción es una cirugía de emergencia porque si continuaba sin oxigenar sus órganos, moriría. Lamentablemente todo se complicó porque en Japón no había especialistas en este tema y debían trasladarlo hasta Estados Unidos, lo cual era realmente riesgoso.
Chis decidió hacerlo, fue a hablar con su superior, le explicó el tema y no obtuvo el permiso y le comentó que si lo hacía sería sacado de la Marina sin honores, lo cual lo podría llevar incluso a la cárcel. Sin importarle nada, preparó todo para el traslado y el pequeño pudo ser operado con éxito. Afortunadamente, las cosas mejoraron y el jefe de Chris entendió el tema y le concedió el permiso para que no hubiera problema a su regreso. Pero lo que esta historia muestra es que cuando nos convertimos en papás, arriesgamos todo por los hijos.Lee el articulo completo en: Padres e Hijos México
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