Por naturaleza, los papás no tienen la misma conexión que una mamá, porque las mujeres comienzan a sentir ese fuerte vínculo desde el vientre, al sentir a su bebé conforme va creciendo dentro de su vientre, pero los papás sienten el inmenso amor que sentimos nosotras por su pequeño que todavía no conoce desde el primer momento. La conexión de padres e hijos se vuelve especial, porque aún sin sentir, ellos se transforman desde el día que saben que tendrán un hijo y se convierten en otra persona cuando los tienen en sus brazos, esto genera un lazo tan especial e inquebrantable.
De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Connecticut en Estados Unidos y dirigido por Ronald Rohner afirma cuando los niños no son amados por su padre, su personalidad no se desarrolla adecuadamente. En otras palabras, la relación buena o mala que tu hijo tiene con su papá interfiere en sus características como persona.
Y eso raramente ocurre con la madre, ya que para nosotras es más fácil que nos culpen de un mal comportamiento de nuestros hijos por consentirlos demasiado o por ser muy liberales con ellos, etc. Pero según esta investigación, la figura del padre es igual o incluso hasta más importante que la de la madre porque el rechazo tiene mayor impacto en los niños.
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