Las familias se han hecho cada vez más pequeñas, no como antes que las parejas podían tener 6, 9 o hasta 12 o más hijos. Actualmente, lo más común es que tengan uno o dos hijos y cuando se tienen tres, ya son consideradas “familias grandes”.
Pero si eres de las que quieren tener un tercer pequeño y no has tomado el valor de hacerlo. Estas razones te harán desearlo cada vez más:
Maternidad más relajada
Si con el segundo lo sentiste, con el tercero, la maternidad se afronta diferente. Ya tienes más experiencia y menos miedo, más criterio y menos inseguridades y eso permite disfrutarla con más serenidad, sabiendo que lo difícil pasa y quieres atesorar los momentos inolvidables que pasan tan rápido.
Mejor control de las situaciones
Aunque no lo creas el cambio de 2 a 3 era más sencillo que el de 1 a 2 hijos. El segundo hijo cambia la dinámica familiar totalmente porque no sabíamos compartir nuestro tiempo, ahora ya teníamos 2 y sabemos organizar todo.
Los mayores se tienen el uno al otro
Cuando llega un segundo bebé es común que el mayor se pueda sentir desplazado porque tenía a mamá y papá para él solo y ahora tiene que compartir su atención. Cuando llega un tercero, los dos mayores se entretienen el uno al otro, ya saben compartir a mamá y papá y suelen pegar menos y tener menos celos.
Se multiplica el caos, pero también la ternura
Sí, todo es mucho más ruidoso, mantener un volumen bajo en la casa será casi imposible y la tranquilidad no existe. Pero también se multiplica la felicidad, hay más risas traviesas y la ternura es desbordante.
Tus hijos disfrutan su hermandad
Ver a los mayores como cuidan e interactúan con el bebé es de lo más lindo que podemos vivir como papás.Puede haber celos, puede haber peleas, pero los hermanos tienen esa capacidad increíble de relacionarse, apoyarse, enseñarse que para las mamás es un verdadero privilegio verlo desde la primera fila.
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