Algunos expertos recomiendan evitar el consumo de quesos durante el embarazo en especial los quesos blandos y fermentados tipo Feta, Brie, Camembert y quesos azules. La razón es que al ser éstos menos ácidos y contener más humedad que los quesos duros, permiten que el crecimiento de bacterias como la listeria, una bacteria que se encuentra en animales, en las plantas, en el agua o en la tierra y puede contaminar algunos alimentos.
Lamentablemente, los cambios hormonales durante la gestación ocasionan cambios en el sistema inmune, lo que hace a las mujeres más vulnerables a la listeriosis, que puede ser transmitida al bebé, lo que puede ocasionar partos prematuros, abortos, problemas graves de la salud del recién nacido e incluso la muerte del feto.
¡Pero no todo está perdido! Existen algunos tipos de queso como el Parmesano, el Gruyere, el Chedar, y otros duros o semiduros como mozarella, incluso los quesos de untar, y el requesón, que no suponen ningún riesgo para la salud.
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