Para los bebés no hay lugar más seguro y reconfortante que los brazos de mamá o papá, así que no es coincidencia que prefieran tus brazos a la cuna. Es normal, que al principio sean más demandantes. Un recién nacido llega al mundo con mecanismos de supervivencia bien desarrollados por medio del llanto, el cual es su forma de comunicación para hacerte saber que tiene miedo, frío o hambre. Con el tiempo, estos mecanismos van bajando su intensidad conforme va aprendiendo que está seguro.
Ahora se sabe, gracias a un estudio, que hacer siestas ayuda a la maduración de tu bebé y ese descanso de media mañana, mejora la salud física y emocional de la mamá. Pero también se comprobó que las siestas piel a piel con mamá son mucho más efectivas y tienen grandes beneficios, sobre todo en esos bebés muy demandantes. Aquellos pequeños que muestran estrés cuando se sienten apartados de mamá o cuando tienen hambre o se sienten enojados, se benefician notablemente de dos horas diarias de contacto “piel con piel“.
Así que estar durante una hora o dos horas en los brazos de mamá ayuda a descansar de forma relajada y profunda, incluso durante la noche y cuando ya no está mamá cerca. Dedicar estos momentos al menos hasta los 6 meses es necesario para el desarrollo del bebé y se puede seguir haciendo hacerlo hasta los 2 o los 3 años, al menos unas dos veces por semana, es también muy positivo.
¿Pero estas siestas afectarán que luego quiera dormir en la noche en su cuna? Aunque esto depende de cada pequeño, se cree que quitar el estrés de dormir solo a media mañana los irá haciendo bebés más seguros y tranquilos y relacionarán el descanso como algo placentero y no un estrés por separación. ¡Inténtalo!
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