Las emociones de la madre influyen en el bebé desde el embarazo y en cuanto nace, el estado anímico de ambos padres afecta y condiciona el sueño, el hambre y las emociones del bebé. Por ello, es muy importante crear un clima y ambiente confortable, tranquilo y apacible para que el bebé esté lo más tranquilo y relajado.
Un estudio realizado por expertos de la Universidad de Michigan, encontró una fuerte relación entre las madres que han experimentado depresión o alteraciones en su estado de ánimo antes del embarazo o en el transcurso del mismo y bebés que tienen problemas de sueño y alteraciones emocionales en el primer año de vida. Se descubrió que los bebés de mujeres depresivas manifiestan signos evidentes de insomnio y además, existe una relación entre estos trastornos precoces del sueño y futuros problemas de depresión infantil.
Un reciente estudio también descubrió que a partir de los 14 meses, los bebés pueden detectar tu estado de ánimo. Por el tono de las voces y el lenguaje del cuerpo les indicas si estás molesta, alegre, tranquila, triste o alterada. Así que, por más pequeño que lo veas, el puede saber más de lo que crees.
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