Es muy importante aprender a ser ordenados desde pequeños, ya que con el paso del tiempo, vamos perfeccionando nuestra organización como pautas de ordenamiento.
Al hacerlo, fomentamos el orden fundamental en la vida, como respetar horarios para comer, jugar, dormir y diversas actividades, hacerlo nos marca un elemento necesario para nuestro aprendizaje, generando buenos hábitos, autonomía y aumento del autoestima.
Cuando los niños aprenden a vivir en un lugar ordenado se acostumbran a un ambiente armónico, pacífico, tranquilo y seguro, así mismo, el tener los espacios ordenados nos proporciona un ahorro en el tiempo de búsqueda de objetos, reduciendo los niveles de estrés, tanto a nivel personal como familiar, generando una excelente convivencia.
Los padres tenemos la obligación de predicar con el ejemplo, establecer ejercicios de rutina, enseñarlos con pequeñas acciones como recoger los juguetes o zapatos, definir los lugares de cada objeto y ayudarlos a recoger, incluso haciéndolo ver como un juego.
En la Redacción de Padres e Hijos
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