lunes, 3 de abril de 2017

De la mamila al vaso

El proceso

 

Generalmente los bebés están listos para dejar el biberón entre los nueve y los 18 meses. Es cuando por un lado,  ya no necesitan succionar tanto y, por otro, en el momento en que desarrollan la suficiente coordinación motriz para, por fin, agarrar un vaso con sus propias manitas.

 

¿Qué debo hacer?

 

Lo ideal es que, desde mucho antes de la transición, el biberón se use exclusivamente para alimentar al niño, no para tranquilizarlo cuando llora ni para acompañarlo en la cuna, pues de esta forma se evita que lo asocie con sensaciones de seguridad o confort. Para inducir el cambio basta ofrecerle un poquito de leche en un vasito, a fin que tras unos cuantos traguitos se la termine  y se sienta satisfecho por haber bebido <>. Entonces dale el resto de la ración en el biberón. De manera paulatina, ponle más líquido en el vaso hasta que complete al menos cuatro onzas por comida.

 

¡No quiere dejar la mamila!

 

Si tu hijo ya ha rebasado el año y medio o hace un gran drama por el vasito, cede; dale el biberón, pero eso sí, anúnciale que en su próximo cumpleaños será el último día que lo use, pues será grande y los niños grandes saben beber en vaso. También puedes negociar su biberón a cambio de un juguete o una mascota.

 

¡Compréndelo!

 

Esta transición es de las más significativas desde el punto de vista psicológico, así que ármate de paciencia. Si hace berrinche, cambia de estrategia. Haz que vea a más miembros de la familia beber en vaso a la hora de la comida, o llévalo al supermercado a elegir un vasito entrenador.



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