Desde el primer momento en que tu médico te confirma que estás embarazada, dejas de pensar en días o incluso meses, y todo se convierte en semanas. Pero ¿por qué sucede así?
Los especialistas comenta que esto se debe a que la duración del embarazo varía si se cuenta desde la fecha de la última regla o desde la última ovulación. Lo más lógico es que la mujer quedó embarazada en su última ovulación, pero esta fecha es mucho más difícil de recordar que la de la última regla.
Si una embarazada supiera calcular con precisión la fecha de su última ovulación, el cálculo resultante sería de 266 días, es decir, nueve meses o 38 semanas, el cual es el tiempo real que pasa el feto en el útero desde que es concebido. Pero, como regla general, la mujer no recuerda su última ovulación pero sí su última menstruación, es a partir de esta fecha que el ginecólogo calcula la fecha de parto, sumando 280 días a la última regla, por lo que el cálculo se va a cuarenta semanas.
El embarazo dura 280 días, si lo dividimos por 9 nos daría que cada mes tendrían 31.11 días, algo que no todos los meses tienen y si se multiplicara los 9 meses por 28 días que tiene cada mes, saldría un embarazo de 252 días, cifra que es menor al tiempo del desarrollo humano en el útero.
Además, en embriología, ciencia que estudia el desarrollo del embrión, se divide el embarazo por trimestres y consta de tres trimestres, el primero hasta la semana 12, el segundo trimestre inicia de la semana 13 a la semana 27 y el último, de la semana 28 hasta el nacimiento. Y cada semana se producen muchos cambios en el desarrollo del feto que se van monitoreando a detalle, lo cual permite también poder decir que un bebé es prematuro, cuando ocurre el parto antes de la semana 37 y cuando ocurre después de esta semana se llama embarazo a término y si pasa de la semana 40 y no ha nacido el bebé se le cataloga como embarazo postermino o prolongado.
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