Los pequeños son como esponjitas que todo absorben, lo bueno y lo malo. Ellos observan todo lo que hacemos, aunque no nos demos cuenta. Así que no sólo son esponijtas, también son espejos, nuestros espejos. Ellos imitan nuestras acciones y las palabras sin censura, porque han aprendido a observar y a escucharnos todo el tiempo. Y al final de cuentas, con ellos también podemos darnos cuenta de nuestros errores. Te damos varios ejemplos de actitudes o formas de pensar que les transmitimos sin darnos cuenta. ¡Toma nota!
Aceptar los defectos
Todos los tenemos y es mejor aceptarnos como somos. Cuando nuestros hijos nos ven amándonos y que aceptando nuestras imperfecciones, ellos se aceptarán también tal y tendrán una mejor autoestima.
La forma en la que tratamos a los demás
Ellos aprenden cómo interactuar con los demás, viendo lo que nosotros hacemos. Así que si eres una persona cálida, generosa, amorosa, crítica, desagradable, abusiva, distante o grosera, ellos seguirán tus pasos.
Ser optimistas o pesimistas
Si logramos tener una actitud positiva ante cualquier problema, ellos afrontarán los suyos de la misma forma.
A jugar
Claro que todos los niños saben jugar, pero hacerlo con respeto, con empatía y con tranquilidad, también lo aprenden cuando jugan con nosotros.
A entender los límites y a respetarlos
Si nosotros les exigimos a ellos pero no hacemos lo mismo nosotros, para ellos es contradictorio, debemos educarlos sabiendo que lo que les pedimos, es porque nosotros lo vamos a hacer.
A ser él mismo
No aparentar nada, ser transparente y honrado son cosas que también ellos aprenden al ver que nosotros somos siempre los mismos con quien estemos, no importa que sean amigos, familia o personas del trabajo.
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