Uno de los momentos que más causan disgustos a los padres es cuando los hijos empezan a discutir y a pelearse entre ellos, sea por celos, por disputas o envídias. Por eso me parece importante que les enseñemos, desde la más temprana edad, a controlar sus impulsos y emociones, como también a saber vivir en paz y harmonía con los demás. Con los hermanos, los niños aprenden muchas cosas, pero sobretodo a compartir, a ganar y a perder, y a dar y a recibir.
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