A través del tiempo se ha comprobado que el parto en agua tiene múltiples beneficios para la madre y el bebé, cómo ayudar a aliviar el dolor sin necesidad de la epidural y permitir que la dilatación progrese con menos dolor.
Sin embargo, hace unos años, la AAP (Academia Americana de Pediatría) y la ACOG (Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos) publicaron algunos casos que podrían desaconsejar el parto en el agua por considerarlo un riesgo para la vida de algunos recién nacidos. Pero un un nuevo estudio publicado en la revista Journal Midwifery & Women's Health concluye que el parto en el agua no es más peligroso que el resto de partos y sí tiene muchos beneficios más.
Lo que descubrieron fue que en los bebés que nacían en el agua había un 64% menos de ingresos al nacer, un 25% menos ingresos hospitalarios en las primeras semanas y un 31% menos ingresos en la UCIN. A la hora de ver cómo el parto en el agua afectaba a las mujeres vieron que el parto en el agua supuso un 35% menos de ingresos tras el parto, un 28% menos hospitalizaciones en las primeras 6 semanas, pero un 11% más de riesgo de trauma genital y no hubo diferencias en el número de infecciones maternas tras el parto.
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