jueves, 23 de febrero de 2017

3 claves sobre los cólicos

A las siete de la tarde, Martín, como un reloj, empieza a llorar desconsoladamente. Encoge las piernas, se pone tenso, colorado y nada lo calma; ni los paseos, ni los brazos. “Es frustrante no poder consolar a tu hijo cuando ves que sufre”, explica Mariana, su madre, que ya ha probado todos los “trucos” que le han recomendado amigos, familiares y para calmar a su bebé sin obtener resultados.

Martín, como uno de cada tres niños al principio de su vida, sufre de los temidos cólicos del lactante. Para saber si tu hijo es uno de ellos, puedes aplicar la regla de las tres “íes”: llanto intermitente, inexplicable e inconsolable; y la regla del tres: comienza hacia la tercera semana de vida, dura más de tres horas al día, tres o más días a la semana y unos tres meses de duración.

¿Está mi hijo enfermo por tener cólicos?: No. Los cólicos son una afección benigna que puede aparecer a partir de los quince días de nacido, aumentar hasta las seis/ocho semanas y a partir de entonces disminuir hasta desaparecer espontáneamente hacia a los tres o cuatro meses de edad. Los cólicos no tendrán repercusión sobre la salud del bebé en el futuro.

¿La inmadurez del sistema digestivo es la única causa?: No. Existen otros factores como una técnica de lactancia inadecuada o la alergia del bebé a las proteínas de la leche de vaca u otro alimento que toma a través de la lactancia. El reflujo y el estreñimiento también pueden estar relacionados. Es importante que el pediatra confirme que el pequeño no tiene ningún problema de salud que podría provocar los mismos síntomas, como otitis o una infección (en estos caso el bebé presentaría otros síntomas como fiebre o debilidad y no solo a última hora de la tarde).

¿Se puede hacer algo para aliviarlos?: Sí. Una vez descartados problemas médicos, la mejor manera de calmar al bebé es atenderlo rápidamente y tenerlo muy cerquita de acunándolo, paseándolo o simplemente abrazándolo, lo que veamos que lo alivia más. Posturas como colocar al pequeño boca abajo sobre el antebrazo o envolverlo en posición fetal alivian a algunos peques. También pueden funcionar los movimientos de una mecedora, pasearlo en su cochecito o en coche.



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