Una cosa es reconocer a un hijo todo lo que hace bien y recordárselo de vez en cuando (algo muy necesario), y otra bien distinta es estar constantemente diciéndolo lo maravilloso que es en todo (incluso, aunque sea mentira). Tan dañino es la falta de incentivos y refuerzos positivos como el exceso de halagos. Ya lo dijo en su día el gran Aristóteles: 'La virtud está en el justo medio'.
Lee el articulo completo en: GuiaInfantil.com
via http://www.guiainfantil.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario