¿Te asombra que tu peque se aprenda rápidamente una canción que escucha en la radio o que sepa a la perfección la letra de una canción de alguna película? Un estudio realizado por Daniela Sammler, del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences, señala que la letra de las canciones tiene su propia sección de almacenamiento en el cerebro, separada de la que usa para guardar la melodía.
Esto significa que cuando oímos una canción, la música y la letra son procesadas juntas en la corteza auditiva, al llegar al surco temporal superior, la música y la letra se separan y la letra entra al surco temporal superior anterior donde se queda guardada por muchos años.
Además, la exposición repetida aumenta la probabilidad de retención a cualquier estímulo, especialmente cuando la información es idéntica todas la veces, como sucede con una grabación.
Otra razón es que podemos vincularlas a emociones que permite que la asociemos y las memorias emocionales son fáciles de recordar sin necesidad de la exposición repetida. Y finalmente, recordamos más fácil las canciones pues son en parte memoria motora, es decir, recordar canciones es tan fácil como andar en bicicleta.
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