Según un estudio de la Universidad McMaster en Ontario, Canadá, los bebés prematuros son más propensos a lidiar con la ansiedad y la depresión que los bebés que nacen a término. Ryan van Lieshout, uno de los co-autores del estudio, comenta que el peso muy bajo al nacer genera un impacto en el riesgo y la resiliencia para la depresión y la ansiedad en la edad adulta.
Van Lieshout evaluó a 142 recién nacidos con menos de 1 o 2 kilos al nacer y los siguió en dos grupos durante 20 años, vigilando factores de riesgo externos de la enfermedad mental, incluyendo disfunción familiar, sobreprotección de los padres, criminalidad en los padres, abuso físico o sexual y victimización o intimidación. Y descubrió que los bebés de bajo índice de natalidad no enfrentaban más factores de estrés que los 13 bebés a término, pero había más casos de ansiedad y depresión.
Teniendo en cuenta los datos, Van Lieshout llegó a la conclusión de que los bebés prematuros podrían luchar con problemas de salud mental debido al estrés que sufren en el útero o poco después del nacimiento. Comentó que si una madre sufre mucho estrés durante un parto prematuro, puede reconfigurar las respuestas de estrés del cuerpo y el cerebro de un bebé y cuando el bebé llega a la infancia, hay una mayor probabilidad de que luchará para manejar los factores estresantes de la vida cotidiana, lo que puede conducir a problemas de ansiedad y depresión.
Además, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, menciona que la “exposición de las mujeres embarazadas a una serie de estrés traumático, crónico y común de la vida” puede conducir a “alteraciones significativas en el desarrollo neurológico de los niños”. Pero Van Lieshout no pretende implicar que todos los bebés prematuros tendrán problemas de salud mental.
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