Halloween es una fiesta que sale mucho de la cotidianidad: aquello que nos causa espanto y hasta pesadillas, de pronto se convierte en algo divertido. Para los adultos, es mucho más fácil tratar con la idea del terror y temas relacionados con la muerte. ¿Pero qué hay de los niños?
Según la terapeuta familiar Ángels Ponce, los padres no deben preocuparse de que los niños estén en contacto con esta fiesta, pues “se trata de una fiesta para divertirse y debe tomarse de este modo. Los niños se entretienen disfrazándose y viendo los disfraces de los demás, les gusta asustar y se ríen de ello”.
Además, celebrarlo con otros niños les otorga de algún modo cierta “normalidad” al hallarse frente a imágenes terroríficas. Eso sí, la terapeuta recomienda que esta fiesta no debe usarse para explicar a los niños acerca de la muerte. Más bien, deben aprovecharse sucesos cotidianos para que los niños comiencen a comprender este tema. Por ejemplo, encontrar un insecto muerto o cuando algún personaje muere en una película.
También, la oportunidad de ir a visitar a los difuntos al cementerio en estas fechas es un buen momento para explicarle a los niños el significado de cuando una persona no está y se echa de menos.
Por otro lado, también deben considerarse las creencias de cada familia respecto a esta celebración, pues no toda la sociedad celebra por igual estas fechas. Algunos prefieren disfrazarse y salir a pedir dulces; otros acostumbran visitar los cementerios y poner ofrendas. También es importante explicarle a los niños esta diferencia y el significado de cada cosa sin perturbarlo.
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