En noviembre pasado, diversas ONG de Estados Unidos llegaron a México para advertir sobre problemas de salud en la planta de fabricación de galletas Oreo, la cual fue trasladada de Chicago a Nuevo León y que comenzó a operar con mano de obra mexicana.
Según diversas fuentes, los trabajadores mexicanos de la planta de Mondeléz en Nuevo León dijeron que trabajan y manipulan sin equipo, entre 18 y 20 químicos diariamente.
“Así es como nos presentamos a laborar, sin equipo de seguridad, ni guantes, ni lentes, ni tapabocas nos dan. El químico LIF, allá como nos lo explicaron, es más fuerte que el ácido muriático”, comentó un trabajador que pidió anonimato.
Por ello existe un temor de que enferme cualquiera de los 2 mil empleados de la planta y las comunidades cercanas, pero eso no es todo ya que se comenta que los productos Mondeléz también podrían dañar a sus consumidores.
Greenpeace incluyó a Nabisco y a sus galletas Ritz y Oreo en una lista de productos que se recomienda no ingerir debido a que el fabricante no brindó garantías de que no utiliza insumos genéticamente modificados. En 2016, Mondeléz aceptó ante la Fiscalía de California que existía un aumento en los niveles de plomo de las galletas “Ginger Snap”, lo que fue calificado por las autoridades como una amenaza para el desarrollo cerebral de los niños.
Y años atrás, trabajadores norteamericanos de Mondeléz, cuando aún era Kraft Foods, demandaron a la empresa por presuntamente haber contraído cáncer pulmonar debido a las altas exposiciones a diacetilo, un producto químico que se emplea como saborizante.
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