Jorg...¡¡digo Sergio!! Aún recuerdo la facilidad con la que mi madre confundía el nombre de mi hermano. Y cómo a veces intercambiaba el nombre de mi hermana con el mío. Lo peor de todo es que años después (muchos años después) la historia se repite: ahora soy yo la que confunde los nombres de mis hijos. Pero no soy la única. Por lo visto es algo que le sucede a la mayoría de madres... ¿Por qué? Aquí llega la explicación a este gran dilema.
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