Alguna vez hemos escuchado de la risoterapia: un tratamiento alternativo que se basa en provocar risas y carcajadas, cuyo objetivo es liberar endorfinas para bajar la tensión y relajarnos.
La risoterapia no es tan reciente como parece, pues desde hace siglos y en diferente culturas la gente se reunía para reírse a carcajadas y equilibrar así su salud física y emocional. Incluso en algunas tribus antiguas, existía la figura del “payaso sagrado”, una especie de brujo que tenía el poder de hacer reír a toda la población.
La risa tiene un poder increíble sobre nuestro organismo: disminuye la percepción del dolor, rebaja el nivel de cortisol, combate el estrés, mejora nuestra calidad de sueño, mejora la función pulmonar especialmente en pacientes con asma, y libera la ansiedad.
Según estudios, una persona que se ríe durante 10 minutos, se “olvida” de algún dolor por un periodo aproximado de 2 horas.
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Además, mientras nos reímos se limpian nuestros ojos, se despeja la mucosidad de la nariz y los oídos; los movimientos durante la risa también reacomodan nuestra contractura muscular, mejorando nuestra postura.
En algunas clínicas la risoterapia ha funcionado para complementar el tratamiento de personas con problemas cardiovasculares, intestinales y hasta dermatológicos.
La ciencia todavía no termina de explicarse ni de conocer todos los beneficios de la risoterapia, que como puedes ver, son muchos. La risa es una emoción irracional que logra que nos olvidemos, al menos por un momento, de nuestras inquietudes.
Así que, ¿por qué no tomarnos un instante para reír, especialmente con nuestra familia?
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