Vivimos en una era en donde la tecnología se ha apoderado de nuestra rutina, dependemos totalmente de ella para realizar muchas de nuestras actividades importantes, así como para socializar a través de ella.
Pero para los niños y adolescentes, representa una gran responsabilidad tener un teléfono celular, ya sea inteligente o convencional, pues sabemos que los riesgos están a la orden del día.
Estudios realizados por varias compañías de dispositivos móviles, aseguran que en la actualidad los niños desde su primer año de vida, empiezan a interactuar con los celulares, quieren ver videos y jugar con las aplicaciones y los papás para entretenerlos, ceden a la petición del menor, ¡pero es un grave error!
Esto es muy preocupante, debido a que los niños ya no juegan como lo hacían las generaciones de antes, solo quieren estar al pendiente de las redes sociales y otras apps que los tienen atrapados.
Con esto se estaría provocando sedentarismo, falta de actividad física y aislamiento, lo cual no debería suceder en un niño entre los 3 a 9 años, es una etapa de energía desenfrenada que debe salir en parques, actividades deportivas o culturales, así como el estudio las obligaciones.
Para los 10 y 12 años inician esas ganas de querer conocer, explorar y sentir nuevas cosas, por lo que seguramente querrán abrir su perfil en cada una de las redes sociales populares que existen, sin embargo, no es recomendable, porque corren el riesgo de relacionarse con personas que puedan aprovecharse de su inocencia o simplemente envolverse en una rutina donde pueda dejar el celular ni para comer.
Es por eso que te recomendamos que, si tienes planeado darle un teléfono celular a tus hijos, sea a partir de los 13 o 14 años, siempre supervisando sus actividades y evitando que caiga en exceso de uso, así como correr riesgos comunes que se presentan en redes sociales o aplicaciones.
En la redacción de Padres e Hijos
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