Cuando se habla del acoso escolar o bullying solemos poner el foco sobre la víctima y el agresor, pero ¿qué ocurre con todos los espectadores que son conscientes de lo que está ocurriendo y no hacen nada? En definitiva, no son otra cosa que cómplices de quienes agreden, insultan, ignoran, difaman, amenazan, chantajean o difunden rumores. En un caso de bullying no hay dos implicados: víctima y agresor, hay tres, a los anteriores, hay que sumar al espectador.
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