Todos conocemos casos de bebés y de niños que tienen lo que se conoce como 'mamitis'. Se aferran a las piernas o los brazos de la madre y no quieren que nadie les toque, les coja, les dé de comer o juegue con ellos, ni siquiera el padre. Suele ser una etapa y responde, casi siempre, a uno o varios motivos: celos ante la llegada de un hermano, la madre vuelve al trabajo, se siente más seguro con mamá o ha de atenderlo una cuidadora durante el día.
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